http://www.jukevoz.blogspot.com.ar/2012/04/jukevoz-magazine-40-abrilmayo-2012.html
El canto aporta al cerebro energía. Está demostrado que para que el cerebro pueda funcionar en el plano del pensamiento y a nivel creativo, necesita tener estimulaciones. Cuando un sujeto emite un sonido moviliza sensaciones internas, mucosas, etc. Se canta con el cuerpo. Éste es movilizado a todos los niveles gracias a los sabios montajes del sistema nervioso que los dirige. Cantar es entablar un diálogo con el espacio que nos rodea. El hombre canta por instinto, primero modula cantando antes de expresarse a través del lenguaje hablado.
Es importante incentivar e introducir a los niños desde pequeños en la música. El canto les permite comunicarse, compartir, desarrollarse creativamente y jugar con su voz.
Entre los 6 y 7 años de edad el niño debería aprender a manejar la respiración y conseguir así una correcta coordinación fonorrespiratoria. Desarrollar la musicalidad, la rítmica, la memoria musical y la entonación por medio de juegos vocales. Entrenar paulatinamente el oído trabajando con instrumentos y voces. Entonces podríamos decir, que los estudios de canto propiamente dichos comenzarían después de la muda vocal, entre los 18 años para los varones y los 17 años para las mujeres.
Es importante que el docente de canto tenga sólidos conocimientos sobre la laringe infantil y en caso de sospechar anomalías que se ponga en contacto con el ORL y el Fonoaudiólogo especialista en voz, quienes están capacitados profesionalmente para dicha tarea y de esta forma prevenir patologías vocales o en caso contrario que inicie un tratamiento foniátrico antes de comenzar a cantar en coros o como solista.
Entonces, como primer paso, el niño debe visitar al
ORL para un examen laringoscópico. Veo a menudo muchos niños disfónicos a consecuencia
del mal uso y abuso vocal. Es preciso dar pautas de higiene vocal como “prevención”.
En particular desde la escuela, donde el niño pasa la mayor parte del día
compartiendo recreos, actividades lúdicas y deportivas donde suelen gritar y
hacer esfuerzos vocales, es que los docentes deberían tener preparación en
programas de “prevención” a fin de detectar las patologías de la voz
para su intervención temprana.
Las patologías vocales pueden comenzar a temprana
edad, los signos más evidentes son la voz velada, ronquera, falta de intensidad
y dificultades para hablar y cantar.Es importante enseñar al niño una correcta postura, relajación y manejo de la respiración para prevenir estas patologías vocales, las más frecuentes son las laringitis, nódulos y fonastenia.
Un niño puede tener una extensión vocal entre 12 o 16 notas, ó más; por eso es preciso realizar una minuciosa clasificación vocal, ésta también dependerá, en gran medida, de cómo el infante vaya desarrollando su capacidad respiratoria y coordinación fonorrespiratoria. Otro punto importante es poner extrema atención en la sobreexigencia vocal, las voces que se alteran y se fatigan seguramente están mal clasificadas. Hay que controlar también el uso de las tonalidades en el repertorio infantil, de ser necesario adaptarlas a un tono adecuado sería más saludable para el niño. Esto sucede habitualmente en los cantos escolares y en los talleres de comedia musical donde se suma a la vez la exigencia del movimiento y el baile, de esta forma el niño pierde el control de sí y de su voz.
Considero que el trabajo vocal con niños no es algo para tomar a la ligera. Hay que tener acabados conocimientos técnicos y fisiológicos para darle al infante las herramientas necesarias a fin de que haga un sano uso de su voz, con el mayor rendimiento y menor esfuerzo; pero por sobre todo que pueda disfrutar de la música y el canto, como disfruta de sus juegos, para que el canto forme parte de su vida en forma saludable y placentera.-
Lic. Daniel Guzmán
Fonoaudiólogo MN8815
Hospital San Juan de Dios
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