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Le Huche y Allali, dicen que una disfonía disfuncional se instaura por tres factores:
1) el círculo vicioso del sobreesfuerzo vocal
2) los factores desencadenantes
3)
los factores favorecedores
El círculo vicioso
Se inicia cuando la voz se encuentra en dificultades para emitir un sonido; entonces el cantante reacciona empujando. En un primer momento logra eficacia, pero gracias al esfuerzo, luego lleva a una disminución progresiva del rendimiento vocal. Debido a la acción patológica de los factores favorecedores, la persona se ve obligada a seguir incrementando su esfuerzo de forma proporcional a la disminución de su rendimiento vocal, creándose así el círculo del esfuerzo vocal que finaliza constituyéndose en hábito y conduce a distorsiones duraderas del mecanismo de producción vocal, entre las que destaca, fundamentalmente, la sustitución del mecanismo de la voz normal por el de la voz de insistencia o apremio (grito), caracterizada por una flexión de la parte superior del tórax con proyección hacia adelante de la cara y por el esfuerzo que supone para la laringe.
Este círculo vicioso comprende también: la pérdida de la verticalidad, golpes de glotis, fatiga vocal, dolor o pinchazos en la laringe. Alteraciones laríngeas y perilaríngeas, junto con congestiones que favorecen la inflamación de las VAS causadas por la sobrepresión infraglótica que dificulta la circulación sanguínea. Alteraciones vocales que varían según los casos, incluyendo desde la simple alteración en la que no se detecta cambio alguno en la mucosa cordal hasta las más graves.
Los factores desencadenantes
Son factores más o menos señalados que colaboran en la constitución del círculo vicioso. En orden de frecuencia son: los procesos ORL que obstaculizan la mecánica laríngea, los factores psicológicos desencadenantes de la disfonía al generar impulsos de la tensión psicomotriz manifestada en el aparato fonador, el debilitamiento general por sobrecarga psicofísica o enfermedades, la tos, el período menstrual, que modifica transitoriamente el epitelio de las CCVV, el embarazo, las intervenciones abdominales, etc.
Los factores favorecedores
Únicamente con los factores desencadenantes no es suficiente para inducir el círculo vicioso del esfuerzo vocal. Se necesita que también presenten unas peculiaridades inherentes a la persona o a su forma de vida. La obligación de hablar o cantar, que obliga a la persona, cuya voz está alterada momentáneamente por la acción de un factor desencadenante, a que no pueda dejar de utilizarla o crea, al menos, que no puede; las características psicológicas como la ansiedad o el perfeccionismo. Los conflictos, el alcohol y el tabaquismo, los procesos crónicos ORL, alergias, RFL, deficiencias en el control audiofonatorio, técnica vocal defectuosa, exposición al polvo, aire acondicionado, vapores irritantes. También la presencia en el entorno de un disfónico (en cuyo caso la disfonía sería consecuencia de una conducta de imitación) o de un hipoacúsico (lo que conduciría a una mayor intensificación del esfuerzo vocal al intentar hacerse oír por el mismo). Y por último los antecedentes pulmonares, como pleuresía o neumonía, desencadenantes de un comportamiento respiratorio particular caracterizado por tensiones musculares y reticencias motoras, aun en el caso de estar totalmente curados.
Resumiendo... podemos decir que cuando la VOZ no sale fácil....independientemente del motivo, lo que habitualmente hacen es empujar para que salga y cuando más empuja más esfuerzo genera y más calidad de voz se pierde. Por lo tanto una disfonía disfuncional es toda aquella que implica una mala utilización de la VOZ, existan o no lesiones laríngeas consecuentes a dicha utilización incorrecta.
Lic. Daniel Guzmán
Fonoaudiólogo MN 8815
Hospital San Juan de Dios
ARGENTINA