Debemos distinguir dos momentos importantes dentro de la respiración que son: la inspiración y la espiración con producción sonora.
Inspiración: Cuando iniciamos el canto es aconsejable inspirar por nariz. Esto aporta grandes ventajas que son, caldear y humedificar el aire inspirado, y despejar la vía nasal (fosas nasales) dado que estas constituyen la primera defensa de las vías respiratorias. Otra ventaja sería que el paso del aire por la nariz provoca un estímulo específico de la mucosa, influenciando los movimientos del tórax; también los bronquios se dilatan por la excitación nasal. Tarneaud habla de la acción excitorrefleja de las fosas nasales sobre la respiración y fonación y demostró que toda insuficiencia respiratoria nasal disminuye el rendimiento vocal y que toda mutilación importante de la mucosa nasal determina afecciones laríngeas y vocales.
Sin embargo dentro del canto hay momentos en que el tiempo para inspirar entre frase y frase es muy breve y a veces se necesita respirar por boca. Por eso aconsejo a los alumnos preparar el gesto vocal que va iniciar el canto, recordando que el gesto trae la voz. O sea tomar el aire por nariz pero con boca entreabierta y sin obsesionarse por evitar que ingrese por boca.
La inspiración será lenta y profunda, llevando el aire a la zona inferior. Es importante contar con la sensación de que la zona media se expande hacia los cuatro sentidos. Es una sensación de bienestar donde no hay ninguna tensión en la zona pectoral ni perilaríngea, lo que nos conduce a una emisión plenamente libre y eficaz.
La expansión del abdomen debe ser libre y sin tensión, recordemos que si empujamos el abdomen hacia adelante inhibimos la apertura costal.
En la inspiración se contraen la fibras musculares diafragmáticas, rectificando su curvatura y aplanando y descendiendo la cúpula diafragmática. Este descenso y aplanamiento del diafragma lleva consigo una ampliación del diámetro torácico en todas las direcciones al empujar los puntos del tórax a que está ligado y la cúpula al descender empuja el contenido de las vísceras abdominales hacia abajo y adelante (abultamiento del abdomen).
Al aumentar las dimensiones de la caja torácica en todas las direcciones y por un mecanismo de succión, el tejido elástico pulmonar se esponja y ahueca en todo su volumen, produciéndose la entrada de aire a los alveolos por la presión atmosférica.
El diafragma es el músculo inspirador por excelencia. Pero el canto exige un control tanto de las inspiraciones como de las espiraciones por lo tanto ambas fases han de ser activas y perfectamente dominadas por el alumno. Por eso considero importante practicar el método del acento, donde se ajusta la postura, la respiración, el ritmo y las cuerdas vocales se contactan adecuadamente sin sobreaducción.
No es aconsejable llenarse de aire, esto puede generar tensión en la laringe. Se debe inhalar el aire preciso para cada frase musical, esto permitirá que la emisión sea más flexible.
Espiración con producción sonora: Los músculos espiradores por excelencia son los abdominales, antagonistas del diafragma. Al iniciarse la espiración con los pulmones llenos de aire y distendidas las costillas, la fuerza elástica del tórax es tan poderosa y contraria como la contracción diafragmática inspiradora que ahuecó los pulmones y distendió los arcos costales. Esta fuerza elástica al no ser controlada supone un desperdicio de aire inicial o sea un gasto de aire antes de tiempo y una deficiente aplicación del mismo a la fonación. El único que puede frenar esa fuerte retracción inicial de costillas y pulmones para evitar el gasto desmesurado es el diafragma, porque los músculos abdominales empujan solamente en su función expulsora y no pueden frenar la elasticidad costo-pulmonar.
El diafragma es un músculo principalmente inspirador, pero interviene también de modo activo en la fase espiratoria, desempeñando una importante función de regulación de las naturales presiones torácicas, mediante un relajamiento suave, retardado y progresivo para ir dando paso, cuando la presión costo-pulmonar cede a la fuerza expulsora de los músculos abdominales. Este mecanismo a veces lleva años dominar.
Aunque la presión sobre el aire ha de ser un movimiento continuo, suelo aconsejar a mis alumnos que la realicen a impulsos, con el objetivo de no presionar con exceso y que no se desperdicie aire y esto provoque un descontrol vocal. Hablo de tres impulsos dentro de la misma fase explusora. Uno para empezar la frase cantada, el más importante y el que más se debe aprovechar; otro si la extensión de la frase lo exige y sobre todo para el momento más agudo y un tercero (que si la frase es corta puede ser el segundo), para concluir y sujetar bien el final de la frase. los impulsos permiten al alumno principiante presionar sobre el aire y evitar poner fuerzas innecesarias. Los impulsos son la chispa que pone en marcha el motor, aquí sería poner en marcha el fuelle del aparato vocal y el acelerador que impide al motor detenerse. Cuando el motor funciona correctamente sobra la idea de los impulsos; porque el entrenamiento muscular y el hábito creado por el cantante permiten usar la presión abdominal de una manera espontánea y libre.
La potencia de la presión abdominal espiratoria está siempre en función de la altura e intensidad de los sonidos a emitir; a mayor frecuencia e intensidad, mayor fuerza espiratoria (la intensidad del sonido depende de la presión aérea subglótica). Graduar esta fuerza es tarea de cada cantante en particular. Por eso es muy importante que el alumno sea consciente desde el comienzo de sus clases, del sonido que va a iniciar y de la frase, para dar la presión aérea justa. No es lo mismo empezar en un tono agudo que en uno grave, ni en una intensidad fuerte que en otra medio fuerte, o piano, o pianísimo, en función de la presión de la columna de aire. Esta requiere una intención específica para cada tono e intensidad.
Cuando el cantante inicia un sonido sin ningún mandato sobre el aire, éste sale al principio con cierta fuerza por las causas ya citadas, pero al ceder el efecto de éstas, el intérprete se encuentra desamparado en el manejo de su voz y para obtener de ella los resultados exigidos por lo interpretado, ha de recurrir a un mayor esfuerzo a nivel laríngeo. Las consecuencias de esta sobrecarga en la zona glótica puede ser: la imposibilidad de filar un sonido, sonidos duros, enronquecimiento progresivo, pérdida de brillo, cansancio vocal y a la larga aparición de nódulos.
A veces el cantante blanquea la voz para disminuir el cansancio muscular laríngeo, pero pierde calidad vocal, hay falta de apoyo y los sonidos son inestables, tiemblan. Además al no regularse la salida del aire, éste se pierde sin servir al sonido, por lo que el cantante queda incapacitado para realizar frases amplias y se caracteriza por ser corto de fiato; aunque su constitución pulmonar se defina por una gran capacidad aérea.
Lic. Daniel Guzmán- Fonoaudiólogo MN 8815 MP 4697
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